ARIOVISTO

Blog que aboga por un urgente Regeneracionismo Intelectual

Entre naranjos

El día empezó cubierto de nubes y con amenaza de amenazar amenazante probabilidad de lluvia. La sonrisa de Romina fue aclarando el día hasta dejarlo radiante y azul como el fondo predeterminado de Microsoft Word. Acabaríamos por echar de menos las nubes. Y no me valió de mucho enfadar a Romina a ver si así se cubría un poco y el sol nos daba respiro. Cuando Romina sonríe, sonríe para todo el día. Y eso lo sabe el sol.

ADSCN2594yer acudimos a Valencia a visitar a unos amigos de toda la vida. Amigos desde la infancia, vamos. La monumental Valencia te aplanaba junto al sol, de modo que el sudor se mezclaba con la admiración. Recorrer Valencia y ver lo chulos que somos los valencianos – por la ínfima parte que me toca – es algo que te ennoblece. Siempre que visito ciudades españolas en verano me vuelvo bobdylanesco, me da por buscar respuestas en el viento y por llamar a las puertas del cielo. Me pasó en Cuenca, me pasó en Barcelona, me pasó – hace ya más – en Sevilla, me ocurrió en León y en Santiago – ¡qué pan, qué Riveiro!, – me trasmuté en Madrid y ahora, con más motivo, me ha vuelto a pasar en la Valencia faraónica. La verdad es que somos un país bonito y además, empieza a ser un país con visos de parque temático. Japoneses, chinos, africanos, italianos, ingleses, rusos, polacos, indios, americanos, daneses…incluso franceses y rumanos. En España la gente se desinhibe, va por las calles como por su casa. No va pegada a las aceras en fila india siguiendo al guía. La fuerza del sol, su claridad, su luminosidad hace que te desescarches y que sacudas el hielo del norte o la tristeza helada del sur. Y no sólo por el sex, sex, and sun, hay más. Estás a gusto, hasta tal punto que acabas por asustarte al ver que no se echa de menos el tuyo. España atrae, pega, apega.

Las pocas veces que he ido al extranjero (Portugal, Francia, Italia y poco más…) no se me quita la cara de colegial obligado, tengo la conciencia en todo momento de que lo que piso no es mío. Aquí, con los extranjeros no me pasa lo mismo. España es de todos. ¡Qué curioso!

Mira que nos avergüenza y se veja, sin ser conscientes de la suerte geográfica que hemos tenido, por gilipolleces políticas que cada vez entiende menos gente, afortunadamente, el singular corral donde nos parieron.

Pero volvamos a Valencia que hoy no está el ánimo para hablar de lindezas políticas, lo que me provoca picor en las pantorrillas y desazón meningítica. Esta vez contratamos para ver Valencia una guía experta. Mis amigos me susurraron que trabajó en embajadas y ministerios del Exterior y que poca gente conocía Valencia tan bien como ella, salvo el Blasco Ibáñez, el de Entre naranjos. El Cid, en todo momento, cabalgaba a mi lado – yo iba sin polvo y sin lhierro pero sí con sudor…- y los mazacotes valencianos exudaban historia rancia e hispánica. Sangre ibérica en las piedras. Normalmente, la gente de ciencias ve una piedra y no pasa de barruntar acaso que sea caliza argamasada de aluvión. Yo puedo incluso imaginarme a un vigía meando en una esquina de las Torres de Quart, en un descuido de su oficial, o a una vendedora de alcachofas tirar de su fardo camino del mercado siguiendo la orilla de la muralla, o a cuatro frailes departiendo en la puerta de la chaparra catedral valenciana.

Pero no sólo de la memoria del Cid repantigado en la recuperación de su honra – para volver a perderla luego – vive el hombre (y menos los jóvenes), Así que también vimos pescaditos – comestibles y comientes- en el Oceanográphic. Desde scomber scombrus (que a mí me parecían caballas para hacer frita en aceite) hasta sinuosas medusas, pasando por squalimorfos (tiburones, vamos, que los pobres parecían ciegos de cannabis) hasta estrellas de mar que me salieron movidas, lo cual demuestra que todavía enfoco peor que escribo…

¿Y lo que se come…? Se come de cine…

Amén de las moscas y el «olor a ajo», en un lugar donde se come bien, se bebe bien y se f… fffabrican buenos zapatos ¿quién no se desinhibe en España?

La sobriedad, sencillez, solidez y magnitud de lo que vi en Valencia me enseña que hay cosas igual de sobrias, sencillas, sólidas y magnitu.., magnito.., magna… ¡magníficas! por y con las que vale la pena viajar y llevar de la correa de la vida como un enorme perro de pelo negro y abundante.


Written by ariovisto

13 agosto 2009 a 5:49 pm

Publicado en 4. Personal

9 respuestas

Subscribe to comments with RSS.

  1. Verde que te quiero verde, verde que te quiero ver de fallero mayor del reino (o de foguero, no sea que te me enfades). Verde, verde, tan verde, como la plantilla que ahora luces, irreductible galo.

    Me alegro mucho por ese encuentro valenciano con los amigos de toda la vida. Quién hubiera tal ventura, sobre las olas del mar, como hubo el conde Arnaldos, cuando fue a veranear por Valencia la florida, Valencia la del cantar, Valencia la del Mío Cid, Valencia… ¡mujer sin par! Quién pudiera haber viajado a Valencia, la del mar, con Ariovisto y familia, para vernos y charlar…

    Un fuerte abrazo

    GKCh

    13 agosto 2009 at 6:02 pm

  2. Tampoco troto tantos mundos, talentoso Ariovisto. Sí es verdad que en verano trato de aprovechar el tiempo para viajar, que es lo que menos abre la mente del mundo (si se viaja como se viaja hoy, claro, sin cabeza, como dice el poemilla de Hartzenbusch que pongo en mi blog). Pero ya quisiera haber estado en tan sobria y entrañable compañía -me refiero, claro, a vuestro periplo valenciano.

    Por otra parte, excepto vosotros y mis padres, no sé quién me habrá echado de menos, pero tampoco importa tanto. Los amigos siguen ahí, supongo, pero sí es verdad que ahora uno se pasa primero a visitar a los íntimos y luego irá a ver a los conocidos. Hablando de íntimos, o cuasi, aún me falta ir a ver a tu querida alumnaaaaa Puriiiii…!!! Me encanta vuestra amistad. A mí esas cosas no me pasan, magister. Voy a dejarle un comento y mañana te ‘vedo’, Quevedo de Levante.

    Un abrazo

    GKCh

    13 agosto 2009 at 9:15 pm

  3. Hola Ariovisto,
    Acabamos de llegar… Qué sueño tengo! Te he leído pero no he visto ni procesado el vídeo… No me queda ni una neurona capaz de redactar un comentario decente… Mañana vuelvo, ¿vale?
    Besos!!!!

    saporima

    14 agosto 2009 at 12:59 am

  4. ¿eso del sex, sex and sun… podrías dar más detalles….?
    ¿Se ffff fabrican buenos zapatos? Pues serás tú majo… yo lo justito.

    ¿Por qué pones ese vídeo de Bob Dilan? Es que no me lo explico

    dicybug

    14 agosto 2009 at 1:12 am

  5. Aaaay omá! es que no sé de qué escribir, ni tiempo tengo, ni ganas, para qué nos vamos a engañar! Quería hablar de los periodistas heridos/muertos en guerra, al hilo de la bomba que le ha amputado un pie al fotógrafo Emilio Morenatti, con cuyo hermano coincidí en cuerta redacción hace muuuuucho tiempo, peor tengo que scar tiempo y documentarme!

    Qué tal tus vacances? Aquí hace muchísisisisisimo calor…menos mal que la playa está a una hora y que existen esos inventos maravillosos a los que llaman piscina y aire acondicionado.

    altisidora

    14 agosto 2009 at 11:12 am

  6. Profeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee, ¡Valencia es la tierra de las flores y del amor…! Pero, ¿cómo se os ocurre ir con la chicharrera que está cayendo…? En mi vida he sudado más que un martes de agosto en L’Oceanografic, ¡me dieron ganas de meterme en el túnel de los pescados y beberme sus 22 millones de litros de agua!

    ¡¡Ozú, qué caló…!!

    MIL KISS, MY DEAR PROFE.

    Puri

    15 agosto 2009 at 1:08 pm

  7. Hola Ariovisto,
    Me alegro de que disfrutarais de un día agradable. A mí también me gusta mucho pasear y admirar monumentos… Pasa el tiempo y siguen ahí, tan grandes y magníficos… Los vieron nuestros padres, nuestros abuelos y bisabuelos… Y ahí están para que los sigan viendo nuestros hijos, nietos y biznietos…
    Bonitas fotos y bonita canción… 🙂
    Dos besos!

    saporima

    15 agosto 2009 at 3:50 pm

  8. ¡¡Que bonita es Valencia!! Imagino que si además vas con alguien que te explique las cosas, es mejor todavía.

    Yo, que he estudiado turismo, disfruto haciendo de guía de Granada cuando mis amigos vienen a verme. Lo malo es que con el calor que hace aquí en verano, a los pobres no les apetece preguntar al cielo ni llamar a las puertas del viento, ni imaginar a los moros viviendo en el Albaicín y en la Alhambra, o a los católicos construyendo y reformando para dejar claro quien manda aquí ahora. Tan solo quieren es morir, o meterse en un local con aire acondicionado, lo que ocurra primero.

    Por suerte yo tengo la ciudad para mí todo el año, así que, aunque mi vocación de guía se frustra, al menos puedo disfrutar yo solo cada vez que quiero.

    variablex

    15 agosto 2009 at 6:59 pm

  9. Hola Ariovisto,
    Es normal que te cueste imaginarme así… Era muy mala!!!
    Gracias por tu comentario!! 🙂 🙂
    Dos besos!

    saporima

    15 agosto 2009 at 9:29 pm


Los comentarios están cerrados.