Fútbol y política

Supporters, hinchada, hinchas, tiffosi, torcida…

El fútbol, ese gran Circo Romano de nuestros días, guarda muchas similitudes con la política.  Hay goles en fuera de juego, hay goleadas, hay partidos que se pierden porque se pita un penalti injusto en el último minuto, hay verdaderos tostones de partidos que quedan cero a cero… Hay millonadas en escaparates… hay dinero que se queda por el camino… goles con la mano, maletines… árbitros caseros, árbitros malos, árbitros bueno, jueces en línea.. digo de línea… malos entrenadores, tuercebotas, el gol del cojo…caños, chilenas, paredes, rabonas, taconazos, túneles, tijeras, tucklings, planchas, sombreros, globos, tiquitacas, ataques, contraataques, incluso hay goles que entran con vaselina… Todo un circo.

También hay similitudes con los hinchas. Y como en el fútbol hay aficionados ligeramente comprometidos y tribus bárbaras colgadas del Fondo Norte como si fueran murciélagos dispuestos a partirse la cara por sus colores… que, manda huevos, me iba yo a partir la cara por unos profesionales altísimamente cualificados que me divierten, en ocasiones, y poco más.

La política también funciona a base de camisetas y de colores, y como en el fútbol también hay ultrasur de la política, boixos nois, frentes, y después del discurso babélico de Montillosky (le ha faltado el polaco, al de Iznájar) incluso Peña de las Banderas.

Tengo conocidos socialistas – incluso militantes de base y de sus juventudes algunos incluso – que esto de la política lo llevan como el fútbol. Están poniendo carita de eliminados de la Champion League. Lo sufren, lo mal llevan. Su equipo está a punto de no pasar de octavos de final.

Cuando un equipo es eliminado de una competición importante, o pierde la categoría todo se envuelve de gris, a medio camino entre la decepción, la rabia, la vergüenza ajena, la frustración y la impotencia. Sentados en sus gradas con su carita pintada con los colores de su equipo y la bufanda chillona rodeándoles el cuello, mientras se sorben los mocos y les caen unos lagrimones como limones… en frente ven celebrar eufóricos a los del equipo contrario… Insoportable… Cruel… Que encima han jugado de pena pero los han eliminado.

Después de ver en Elche a un ZP endemoniado, pre-exorcizado, arrugado y congestionado por el peso de una cosa que le supera por todos sitios, y hablando en arameo antiguo y al revés, muchos tiffosi acaban de encajar un gol en la prórroga. Se han quedado petrificados en la grada. Sufriendo la decepción para su adentros, en silencio como se sufren las almorranas…

Algunos sufren de verdad, porque no es política lo que sienten – muchos no tienen ni idea de qué defienden esas siglas o esos colores – lo que sienten es decepción. Temen entrar al bar a soportar el cachondeito del rival. Me imagino que con la misma cara que un madridista llegando al trabajo la mañana siguiente al aluvión Ronaldinho de hace unos años en el Santiago Bernabéu.

Me duele que la gente que sinceramente quiere una cosa y la defiende con corazón, aunque no con cabeza muchas veces, lo pase mal. Esta tarde yo he visto esa cara en una chica de las juventudes… cara de siete a cero. Me ha dado pena y he pensado que no sé cuántos socialistas se merecen a este tío.  Mi lado ariovisto me dice que es una pena, mi lado dicybug me dice que les den.

Tal vez si pensara en sus bases y en tanta gente que se va a quedar en la grada con los colores en sus mejillas derretidos por las lágrimas, decidiera levantar la cabeza, serenar el rostro de la niña del exorcista y reconocer que su paso por aquí fue un intento de un pobre idealista que soñaba con regenerar su concepto discutido y discutible a su antojo… pero que no contaba con la economía, ni con la crisis, ni con su incompetencia como personaje de estado…

Luego quedan los del fondo Norte: veremos cuánto tardan en salir a la calle a romper escaparates, cajeros, contenedores o sedes ajenas…

ZP no es sino un mal entrenador con un patético equipo. Hay que echar mano de la cantera…ya.

Al socialismo se le pega el arroz.